martes, 15 de noviembre de 2011

Qué es una tarta fondant?

Aunque pueda parecer una tontería a estas alturas, es importante hacer llegar a todo aquel que no conoce este apartado de la repostería no sólo lo que es, sino también lo que supone.

A menudo, uno ve estas tartas y se queda tan sólo con que es bonito y muy original, pero detrás de estos pasteles hay un enorme trabajo, esfuerzo y dedicación. El diseñador de tartas no tiene un horario como el de la oficina o el de la tienda de la esquina, sino que es muy consciente de que una tarta por la que se paga más que las del supermercado debe verse especial.

Cualquiera puede hacer un bizcocho y cubrirlo con pasta de azúcar, cortar unas letras con cortantes que son fáciles de conseguir y ponerle cuatro tonterías de adorno. Así se impresiona a personas que no han visto una jamás. Sin embargo, eso no es diseñar tartas. No, señor, eso es hacer tartas en serie, sin alma, sin personalidad y sin el cariño y  la pasión que cada persona busca de este tipo de repostería, que más que eso es arte.

Pero ahora bien, las personas que sí se dedican de verdad, que sienten que más que cocina es arte, que invierten todo el tiempo del mundo en una sola tarta..., ésas son las que sacan sentimientos maravillosos de sus clientes. Ahí te encuentras modelados, pintados, matices, que son sólo de esa tarta, de la tuya, de ninguna otra.

Una tarta hecha con pasta de azúcar es un diseño que empieza con horas de elucubraciones, con bocetos, con sabores para el relleno y el bizcocho y con muchas ganas de superarse. Después viene la organización, los colores, el modelado, la expresión, los acabados... Y eso no lo hace cualquiera, porque requiere experimentar, estudiar, atreverse y, en mi opinión, algo innato.

Con esta entrada pretendo haceros llegar una idea de que estos trabajos no son industriales, los hacen personas, personas que pasan muchas horas para que un momento especial se convierta en inolvidable. Yo siempre lo comparo con las Fallas. Sí, cuestan mucho dinero y acaban ardiendo sin remisión, pero ¿acaso no merecen la pena?, ¿dejan de ser arte por ser obras efímeras? Cada tarta tiene un precio, como cada actor tiene un caché.

Desde aquí quiero dar las gracias a aquellas personas que han confiado en mi para que sus eventos fueran aún más inolvidables. Preguntad siempre sin compromiso!

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