martes, 24 de abril de 2012

TARTA CHALECO FALLERO

El día 5 de abril fue el cumpleaños de mi hermano pequeño, Javi. Cuando digo que es el pequeño me entra la risa, porque tiene trece años más que yo. A Javi era muy fácil hacerle una tarta y acertar, porque es una de esas personas que aprovechan su vida al máximo, que la llenan de actividades y que no saben lo que es el aburrimiento. Se nota que le admiro, ¿verdad? Y es que los mejores años de mi infancia y adolescencia los viví con él y son etapas de la vida que no se olvidan.

Javi actúa en el teatro de su falla y en esta última década se ha convertido en un fallero de los pies a la cabeza, así que me puse manos a la obra con una tarta que reflejara lo que hoy por hoy es una de sus grandes pasiones. Le hice un chaleco fallero dibujado y pintado a mano alzada, sin plantillas. Los materiales que utilicé fueron colorantes en polvo brillo y mate y rotulador de tinta comestible.

Para poner la nota divertida, modelé a dos de sus personajes más recordados y logrados: Pepi y Curro. Por mi le hubiera puesto todos, porque aunque esté feo decirlo siendo su hermana, mi hermano es un monstruo de la interpretación de sainets, él puede con todo. Y así quedó:





El bizcocho era de dulce de leche, relleno de dulce de leche y de chocolate blanco. Como es una de las pocas veces que llevo la tarta y me quedo a probarla, puedo decir con razón que estaba riquísima y que es una combinación de sabores de las que dan ganas siempre de repetir.

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