jueves, 20 de septiembre de 2012

TARTA MAX

No sé cómo me puede dar tantísima pereza a veces actualizar el blog, cuando en realidad suelen ser ratitos agradables de paz entre tanto estrés del día a día... Y luego no me administro las entradas, las publico todas juntas y !halaaaa! En fin, que cada cual es como es y por eso no se puede hacer nada, nada más que disfrutar con lo que se hace con placer.

Esta tarta se puede decir que la hice en tiempo record. Vamos, creo que el bizcocho estaba caliente y todo (es un decir, no lo hagáis jamás de los jamases!!!!). Me lo pidió mi hermano para sorprender a mi cuñado en su cumpleaños. Ufff, me doy cuenta de que su cumpleaños fue hace ya más de un mes y aún ni siquiera estaba esta entrada en el blog. !Qué desastre de mujer!

Si fuera yo, Georgia Sutter y esto fuera Puckycakes , esto podría estar a caballo entre una tarta normal y un "puckysastre". Pero como no lo soy, ya me gustaría a mí, diré que lo que pudo acabar en un auténtico churro, quedó apañado e incluso bonito.

El problema empezó cuando una servidora, que no sabe decir que no, aceptó el día de antes el encargo. Y, aunque si bien es verdad que no manejé el bizcocho caliente, hay que decir que con un bizcocho hecho 12 horas antes es difícil trabajar. Y pasó lo que pasó, que se me rompía. Y de querer hacer una tarta normalita con su perro en 2D me vi en la situación de tener que cambiar el diseño entero para adaptarme a lo que parecía un auténtico desastre.

Llegó un momento en que me senté frente al bizcocho, con su relleno, su almíbar, su aspecto desaliñado y vergonzante y me dije "¿cuándo te has encontrado en esta situación?, ¿qué hiciste?". Bueno, eso y "tierra trágame!!!!" o "ayyyyy me mueroooo!!!!". Y entonces, cuando todo parecía abocado al completo fracaso, se encendió una bombilla en mi cabeza y di con la solución. Decidí que como pretender que el bizcocho volviese a su ser era misión imposible, podía adaptar el diseño de la tarta a la forma que me sugería el bizcocho, que en ese momento tenía un aspecto regordete y abombado.

Así que me imaginé a Max, el pastor alemán de mi cuñado, disfrutando de un baño fresquito en el campo, dentro de un enorme barril. Y me quedé enamorada de la idea, porque aunque de original no tiene gran cosa, me pegaba totalmente ver a ese precioso ejemplar, que adora el agua, dentro de mi tarta. Así que me puse manos a la obra antes de que se despertaran mis fierecillas y la concentración se fuera al garete y salió esta tartita. No está mal, ¿no? Después de todo la hice en una mañana y con todas las trabas del mundo mundial...

Se trata de un bizcocho de dulce de leche, relleno de buttercream de dulce de leche, que parece que es el sabor del verano, porque todo el mundo se lo pide.

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